Declaración Universal de los Derechos Humanos 1948
Todos son iguales ante la ley y tienen derecho, sin discriminación alguna, a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja la presente Declaración y contra toda incitación a tal discriminación.
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
Nadie podrá ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra y a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de convicciones, así como la libertad de manifestar su religión o sus convicciones, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Derechos humanos básicos
Esta reflexión relata cómo el trabajo con supervivientes de la trata de personas llevó a una trabajadora social a descubrir la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), y cómo ese descubrimiento catalizó un proceso de descubrimiento personal y profesional que continúa hasta hoy. Según el artículo 25 de la DUDH, un nivel de vida “adecuado” es un derecho humano, como lo son la alimentación, el vestido, la vivienda, la atención médica e incluso los servicios sociales necesarios. Aprender a ver a sus clientes -que vivían universalmente en la pobreza rural- a través de una lente basada en los derechos puso a esta escritora en el camino de replantear la práctica del trabajo social como un trabajo de derechos humanos.
Jane McPherson es profesora adjunta en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Georgia. Sus estudios aplican los principios de los derechos humanos a la investigación, la enseñanza y la práctica del trabajo social. Crea herramientas para investigar y promover prácticas basadas en los derechos en todo el mundo. Jane colaboró con One Million Bones, un movimiento artístico-activista y antigenocidio, para colocar 1.000.000 de huesos hechos a mano en el National Mall (2013). Es trabajadora social clínica licenciada (LCSW) con 20 años de experiencia.
Todos los derechos humanos
La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento internacional adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas que consagra los derechos y libertades de todos los seres humanos. Redactada por un comité de la ONU presidido por Eleanor Roosevelt, fue aceptada por la Asamblea General como Resolución 217 durante su tercera sesión, el 10 de diciembre de 1948, en el Palacio de Chaillot de París (Francia)[1] De los 58 miembros de las Naciones Unidas que había entonces, 48 votaron a favor, ninguno en contra, ocho se abstuvieron y dos no votaron[2].
Durante la Segunda Guerra Mundial, los Aliados -conocidos formalmente como las Naciones Unidas- adoptaron como objetivos básicos de guerra las Cuatro Libertades: libertad de expresión, libertad de religión, libertad del miedo y libertad de la miseria. [17][18] Hacia el final de la guerra, se debatió, redactó y ratificó la Carta de las Naciones Unidas para reafirmar “la fe en los derechos fundamentales del hombre y en la dignidad y el valor de la persona humana” y comprometer a todos los Estados miembros a promover “el respeto universal a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y la efectividad de tales derechos”. [19] Cuando las atrocidades cometidas por la Alemania nazi se hicieron plenamente patentes después de la guerra, el consenso en la comunidad mundial fue que la Carta de la ONU no definía suficientemente los derechos a los que se refería[20][21] Se consideró necesario crear una declaración universal que especificara los derechos de las personas para hacer efectivas las disposiciones de la Carta sobre los derechos humanos[22].
Declaración universal de los derechos humanos deutsch
Sin límites de idealismo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos sigue resistiéndose Hace setenta años, la comunidad mundial aprobó casi por unanimidad una lista de derechos humanos fundamentales. Pero muchos de esos derechos siguen sin cumplirse hoy en día.
Al pedir el fin de la discriminación por motivos de raza, sexo, religión, origen nacional o ideología, la Declaración prefiguraba las luchas por los derechos civiles y políticos que aún estaban por llegar. Los artículos que pedían la igualdad de remuneración por el mismo trabajo y la atención sanitaria universal eran algunos de los que los propios Estados Unidos aún no han alcanzado. El documento fue en gran parte obra de Eleanor Roosevelt, en su calidad de presidenta de la comisión de la ONU encargada de redactarlo. La creación de una organización que uniera a las naciones del mundo había sido un sueño de su difunto marido, el presidente Franklin Roosevelt, y ella consideraba que la elaboración de una declaración internacional de derechos era crucial para esa labor.
“Estamos en el umbral de un gran acontecimiento, tanto en la vida de las Naciones Unidas como en la de la humanidad”, dijo en un discurso ante la Asamblea General de la ONU en París el 9 de diciembre. La declaración propuesta, dijo, serviría “como un estándar común de logros para todos los pueblos de todas las naciones”. Su aprobación al día siguiente, por 48 votos a favor, 0 en contra y 8 abstenciones, provocó una gran ovación.