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Argentina se enfrenta a una ola de calor histórica, con temperaturas que superan los 40 grados centígrados (104°F), convirtiendo al país en el lugar más caluroso del planeta durante un tiempo, poniendo a prueba las redes eléctricas y obligando a los residentes a buscar refugio a la sombra.

Con temperaturas que rondaban los 45°C en algunas partes de la nación sudamericana, cientos de miles de personas se quedaron sin electricidad al fallar las redes eléctricas en la populosa capital, Buenos Aires, y sus alrededores.

«Llegué a casa y nos quedamos sin electricidad y la casa era un horno», dijo José Casabal, de 42 años, que se llevó a sus hijos a buscar un lugar donde refrescarse. «Así que los llevé a casa de su abuela para que se bañaran en la piscina».

Las temperaturas en Argentina, donde el clima cálido y seco impulsado por el patrón meteorológico de La Nina ya está afectando a los cultivos, significaron que durante varias horas fue el lugar más caluroso de la Tierra, tomando el relevo de partes de Australia que se enfriaron durante la noche.

«Incluso a primera hora de la mañana hacía mucho calor, unos 31 grados», dijo Gustavo Barrios, de 34 años, de Tigre, mientras estaba sentado a la sombra de unos árboles. «No tengo aire acondicionado en casa, y estábamos sólo con el ventilador soplando aire caliente. Es insoportable».

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En diciembre de 1992, un grupo de empresas encabezadas por Techint, se hizo cargo de Somisa, la planta siderúrgica integrada de propiedad estatal ubicada en San Nicolás, Provincia de Buenos Aires, Argentina, culminando un ambicioso plan de privatización del gobierno. El alto horno 2 se sometió a una reconstrucción completa y a un nuevo revestimiento en enero de 1995. Tras una inversión de 140 MU$, el nuevo alto horno 2 se puso en marcha en septiembre de 1995. Tras más de un año de funcionamiento del alto horno, el sistema ha demostrado ser útil y fiable. Las principales razones del éxito del sistema son: la misma interfaz de uso para todas las áreas del alto horno – operación, proceso, mantenimiento y gestión, (plena integración horizontal y vertical); y la plena accesibilidad a todas las herramientas de información y proceso, aunque se aplican algunas restricciones a los mandos de campo (potenciación del personal). La ponencia describe el sistema central.

Conferencia: 56. Actas de la conferencia sobre fabricación de hierro, Chicago, IL (Estados Unidos), 13-16 de abril de 1997; Otras informaciones: PBD: 1997; Información relacionada: Forma parte de las actas de la conferencia Ironmaking: Volumen 56; PB: 781 p.

Argentina

En 1990, la planta se había convertido en el primer productor de acero de Argentina, con 11.600 empleados y una importante presencia en la fabricación de productos acabados. Sin embargo, bajo la presidencia de Carlos Menem, la plantilla se redujo, y en diciembre de 1991 sólo quedaban 5.285 empleados. Al mismo tiempo, la empresa, que históricamente había tenido un buen desempeño, comenzó a registrar un déficit operativo, acumulando una deuda de unos 500 millones de dólares en sólo dos años. Esa pérdida estaba asociada a la exportación de productos siderúrgicos a menos del 10% de su valor real. Posteriormente, el gobierno hizo gestiones para privatizar SOMISA, ofreciendo «retiros voluntarios» a los trabajadores y finalmente vendiendo la empresa al 10% de su valor[7].

En 1992 SOMISA pasó a manos de un consorcio liderado por el grupo italo-argentino Techint, acompañado por las empresas brasileñas Usiminas y Companhia Vale do Río Doce y la chilena CAP. Posteriormente, la empresa pasó a llamarse Aceros Paraná y Siderar SAIC antes de llegar a su nombre actual, Ternium Argentina S.A.[8][9][10].

La hora de los hornos (1968) Parte 1: Neocolonialismo y

La hora de los hornos es una película argentina de 1968 dirigida por Octavio Getino y Fernando Solanas. Es «el paradigma del cine activista revolucionario»,[1] y aborda la política de las películas «tercermundistas» y el manifiesto latinoamericano de finales de los años sesenta. Es una pieza clave del «Tercer Cine», un movimiento que surgió en América Latina en la misma época del estreno de la película. La obra es una trilogía de cuatro horas, dividida en capítulos y unida por el tema de la dependencia y la liberación. La primera parte – «Neocolonialismo y violencia»- está concebida para su difusión en todo tipo de circuitos, y es la que se presentó en Cannes Classics.

En 1965, Fernando Solanas y Octavio Getino comenzaron a colaborar en un documental que sirviera de testimonio de la realidad argentina. Comenzaron a reunir material de archivo -noticieros- y testimonios de luchadores de la Resistencia Peronista, intelectuales y dirigentes universitarios. La búsqueda de los cineastas les llevó por todo el país, como demuestra el subtítulo de la película: «Apuntes y testimonios sobre el neocolonialismo, la violencia y la liberación».

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About the Author: Olivo Magno